El imperio de las AFPs contraataca
Por Pedro Francke (*)
Una nueva sinvergüencería de las AFPs salió a la luz esta semana:
van a reducir las pensiones que pagan en 11% para los hombres y 7% para
las mujeres. Arguyen que han recalculado cuánto viven los peruanos, y
dicen que hoy vivimos más que lo que decía la tabla de mortalidad
chilena con la que trabajan hasta la fecha, que llega hasta los 110
años.
Para las AFPs tener una mayor esperanza de vida es una mala
noticia: como se trata de un asunto financiero y no del derecho a una
vejez con dignidad, si vives más debes repartir tus “ahorros” y
dividirlos entre más años, lo que reduce tu pensión.
OCULTANDO Y ATACANDO
Apenas salió la noticia, los funcionarios del gobierno que aprobaron
este atentado contra los pensionistas, salieron a decir que era
imposible saber en cuanto se reducirían las pensiones con la nueva
“tabla de mortalidad”. Esto era, como dije en mi twitter, una mentira
flagrante: saber cuánto se reducen las pensiones por esta razón se
deduce de un cálculo matemático totalmente factible de hacer. Lo que el
MEF y la SBS estaban tratando de hacer era frenar las protestas que
sabían se vendrían, escondiendo la evidencia del crimen. Apenas 2 días
después un experto peruano en sistemas de pensiones y cálculos
matemáticos en los mismos, Javier Olivera, publicó su análisis indicando
de que las pensiones se reducirían entre 7 y 11 por ciento. Ni el MEF
ni las AFPs han contradicho este cálculo.
Por si acaso, no es que
las AFPs paguen unas pensiones de ensueño. A junio del 2015 existían
82,104 jubilados de todas las AFP y el 46.7% de ese total percibe una
pensión promedio de S/. 1,095 al mes. En promedio las AFPs pagan
pensiones que son menos de la mitad de la última remuneración de esos
trabajadores; es decir, para un trabajador jubilarse implica reducir su
estándar de vida brutalmente. Ahora será peor.
Las AFPs a través
de Luis Valdivieso, el ex - ministro de Alan García que fue funcionario
del FMI y hoy representa a la Asociación de AFPs, salieron a proponer
dos alternativas para que no se rebajen las pensiones: que se aumente la
edad de jubilación hasta más allá de los 65 años o que a los
trabajadores se les descuente más de sus sueldos para aportarlos a las
AFPs. No dijo nada sobre como las AFPs aumentan sus ganancias gracias a
esta reducción de pensiones, por encima de los 1,200 millones de soles
en comisiones que nos cobrarán este año y del aumento de sus ganancias
del 13% que han tenido a pesar del frenazo económico. Una defensa
cerrada de las AFPs a pesar de que entre julio y octubre de este año
éstas perdieron, de nosotros los afiliados, 6 mil millones de soles en
la Bolsa, mientras sus dueños seguían con altas ganancias. Trabajar sin
competencia, con un mercado cautivo y un MEF apoyándote a todo meter,
como las AFPs, es un privilegio muy especial.
Con la solitaria
excepción de Verónika Mendoza del Frente Amplio, que criticó la medida y
planteó una reforma integral del sistema de pensiones, todos los
candidatos presidenciales guardaron absoluto silencio sobre el tema.
¿Por qué? Quizás los aportes a sus campañas de los conglomerados
bancarios que controlan las AFPs les signifiquen millones de muy sólidas
razones. Para Fujimori, le resultaría difícil criticar el sistema que
estableció su padre y del que su entonces ministro Carlos Boloña, tras
firmar la ley, fue beneficiario directo como accionista de una AFP. Para
García, sería criticar a su ex – ministro del FMI. Para Kuczynski,
sería pelearse con sus patazas los financistas.
Las alternativas
planteadas por Verónika Mendoza son simples: incrementar la competencia,
tener una regulación estatal que defienda a los afiliados y terminar
con la obligatoriedad de las AFPs. Es claro que si son solo 4 empresas y
estamos sujetos a ellas, tienen mucho poder sobre nosotros y lo usan
abusivamente. Tiene que haber mucha mayor competencia en este sector, en
especial dando libertad a los afiliados a aportar o no aportar, ahorrar
o retirar sus ahorros, según sus propias necesidades. Los afiliados,
además, merecemos ser bien informados y consultados antes de cualquier
cambio.
REFORMA INTEGRAL DE PENSIONES
Si las AFPs son
bastante criticables, la ONP que administra el otro gran sistema, el
sistema público de pensiones, no se queda atrás. La ONP depende del MEF
que la dirige con mentalidad de cajero: su objetivo es que se paguen las
menores pensiones posibles, y por eso frena todas las solicitudes de
jubilación que pueda y mantiene las pensiones en niveles sumamente
bajos.
El mayor problema social, sin embargo, es que 3 de cada 4
adultos mayores no tienen pensión de AFP u ONP y más de la mitad de
los adultos mayores siguen trabajando después de los 65 años. Una
proporción aún mayor de peruanos trabajadores no aporta a ningún sistema
de pensiones, con lo que no podrá gozar de una cuando le llegue la
edad. El Perú es uno de los países con menor porcentaje de pensionistas
de Latinoamérica.
El gobierno ha enfrentado el tema, además de
sus varios intentos de favorecer a las AFPs, con Pensión 65, un programa
social de ayuda a los más pobres. El asunto es que este programa llega a
un porcentaje minoritario debido a su “focalización” en base a una muy
estrecha definición de pobreza, y paga pensiones ridículamente bajas de
125 soles mensuales. ¿Por qué? Porque el MEF no quiere que le carguen
más al presupuesto, para así permitirse reducir el impuesto a la renta y
mantener exoneraciones tributarias que favorecen a las grandes
empresas.
Un sistema de pensiones reformado debe basarse en un
aporte que sea no solo los trabajadores sino también de empleadores y
del estado, como sucede en la mayoría de países y es incluso un mandato
del convenio 102 de la OIT suscrito por el Perú. Debe ser un sistema que
garantice una pensión digna, que no debe ser menor a la mitad de los
últimos sueldos. Debe ser un sistema universal, que llegue a toda la
población, como lo ha logrado Bolivia.
EMPLEO DIGNO
Para
que haya pensiones justas, sin embargo, tiene que haber empleo digno.
Con millones en pobreza y muchos más subsistiendo como informales, no es
posible sustentar un buen sistema de pensiones. Los jubilados tienen
que vivir de lo que los trabajadores activos producimos, no hay de otra.
Si no se mejora la economía y el empleo, las pensiones para los
jubilados serán siempre limitadas.
Es por eso un contrasentido
total que las AFPs, de los fondos que nos pertenecen a los trabajadores
se hayan llevado casi 50 mil millones de soles al exterior en vez de
invertirlos en el Perú, hecho por supuesto sin consultarnos.
La
economía peruana está frenada. La industria, el agro y la construcción,
los puntales en la creación de empleos, está retrocediendo. El empleo
formal está creciendo unos 200 mil empleos anuales menos que lo
necesario para hacer retroceder la informalidad y el desempleo. La caída
en los precios internacionales de los minerales ha frenado ese sector
que, como lo reconoce hasta el FMI, no volverá a tener la dinámica
anterior en varios años. Tenemos que poner en marcha otros motores del
crecimiento económico, sobre todo los creadores de más empleo, y eso
exige un cambio de política económica.
Hay que reactivar la
inversión pública y privada en infraestructura. Hay que facilitar el
crédito a las pequeñas empresas, el turismo, la agroindustria y los
servicios, para que la inversión privada repunte. Hay que establecer
fondos semilla para innovadores y nuevas tecnologías. ¿Por qué no usar
para eso los fondos de los trabajadores que las AFPs mantienen en el
exterior? ¿Acaso crear empleo no es bueno para los propios trabajadores y
para su jubilación futura?
(*) Pedro Francke es coordinador del Plan de Gobierno del Frente Amplio
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